Las TMNT in NW - Cap. 2

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La noche casi se les escurre de las manos al pasar todo el tiempo intercambiando información, cómo “buenos” ninjas. Gracias a Splinter despertaron temprano esa mañana.

_ ¿Hum? ¿Ya es de día? Cinco minutos más, sensei.

_ Cinco más y serán las once, Rafael.

_ ¿Y ya no sería muy tarde para el desayuno? Esperemos hasta el almuerzo – respondió Ramen somnoliento desde su tienda.

_ ¡Eh! Buena idea ¿Qué le parece, sensei?

_ Bueno, si a ustedes les place podrían esperar hasta la cena.

_ ¡¿La cena?! –replican los dos perezosos al unísono.

_ Excelente idea, Splinter-san.

_ Oh, me alaga, Kashi-dono.

_ ¡¿Cómo?!

_ Entonces ¿reservo su parte para la cena?

_ Hum, no es necesario Donatello. Haremos un almuerzo generoso.

_ ¡¿Qué?!

_ ¡Qué bien! Aprovecharé para comer doble ración de sopa con narutos.

_ ¡¿Tekura?!

_ Déjame algunos, kunoichi.

_ ¡¡¿Kashi sensei?!!

_ ¡Genial! Habrá mayor cantidad de queso en nuestras porciones.

_ ¡¿Leonardo?!

_ Oh, vaya. No lo había pensado de esa manera.

_ ¡¡¿Splinter?!! – exclama Rafael para luego caer desahuciado al igual que Ramen.



La hora del almuerzo llegó, y los pobres agobiados sin su parte no quedaron. Mientras comían, Rafa de pronto recordó que faltaba alguien.

_ ¡Oigan! ¿y Jones?

_ Es cierto ¿a dónde habrá ido a parar?

_ Creo que pronto lo sabremos –replica Splinter al ver que el desaparecido se acercaba a ellos desde donde estaba el volcán Fantástico.
Con pasos temblorosos, el desalineado avanzaba hacía ellos. Instintivamente, Ramen se interpuso en su camino pensando que se trataba de un enemigo. Invocando a un par de cosplayers, inició el “cocasengan”. No obstante, el joven cayó rendido ante este. April, que ni había notado su ausencia hasta ese momento, ahora corría a su encuentro.

_ ¡Jones! ¿Dónde te habías metido?

_ ¿Ah? ¿Lo conoces?

_ Claro que sí ¡es mi Casey! – dice O´Neil que apachurra al ya inconsciente guerrero.

_ ¿Mi Casey? ¿Desde cuándo ella volvió a tenerle tanto aprecio? – se pregunta Rafael.
Una sórdida cachetada fue su respuesta. El antes dormido Jones ahora despertaba enérgico como si ni estuviera en estado de inanición.

_ ¿Qué? ¿Cómo? ¿A qué hora? ¿Comer?

_ ¡¡Casey!!

_ Oh… ¡Oh! ¿April?

_ ¡Hola mi amor!

_ ¿Eh?

_ Aquí te tengo comida. Come – le dice la chica mientras le introduce una porción de pizza a la boca, que a duras penas pudo tragar.

_ ¡Glup! G-gracias, April.
Mirando la escena, Ramen suspira con tristeza.

_ Bah. Como me gustaría que Tekura me diera de comer. Si no fuera por ese Sake…

_ ¿Quieres comer? ¡Toma!– le sorprende la kunoichi estampándole un gigantesco rollo de naruto en la cara que lo hizo volar muy lejos. Las tortugas miraban boquiabiertas todo lo que iba ocurriendo mientras Kashi y Splinter compartían tranquilos una taza de té verde chino.



Pocas horas después, con los estómagos repletos, el grupo se prepara para hacer algo más constructivo. En la noche pasada descubrieron quienes eran cada uno y el porqué de su llegada a su mundo. Donatello, igualmente, seguía un tanto incomodo al ver el mundo que los rodeaba.

_ No quiero parecer grosero, pero las circunstancias me llevan a creer que este universo es de lo más peculiar.

_ ¿Por qué lo dices, Don?

_ Nuestros amigos aquí presentes son humanos normales.

_ ¡Eh! ¿Crees que yo soy normal? – pregunta Ramen contrariado.

_ No. Ya sabemos que eres “especial”.

_ ¿Hum? Oh, gracias Tekura.

_ Eh… ¿de nada?

_ Ejem – interrumpe Donatello – cómo iba diciendo, por lo que he visto hasta ahora sus habitantes parecen ser seres similares a los humanos en nuestro mundo. No obstante, el ecosistema que les rodea presenta singularidades únicas e increíbles.

_ ¿Lo dices por el volcán?

_ Así es, Leo. Pero también por eso de allí – señala la tortuga en dirección a una gran criatura que venía saltando por el bosque.

_ ¡¿Pero qué diantres?! – exclama Casey Jones al ver la enorme rana que se les aproximaba.
Tomando posiciones, los tres hermanos y el enmascarado se alistan para recibir al anfibio.

_ ¡Hey! ¡Tanto tiempo, Rinran-chan!
Los visitantes no podían creer que la rana era un aliado suyo. Volviendo a sus lugares, se sentaron esperando a que otra situación extraña sucediera.

_ ¡Hola, Ramen!

_ Ya ¡¿habla también?! – se pregunta Rafael.

_ ¿Ah? Claro que lo hace ¿por qué no lo haría? Mírense ustedes ¿no son sapos parlantes también?

_ ¡Que somos las Tortugas Ninjas, “sopa”! Y… sí. Tienes razón – replica Rafa avergonzado.

_ ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Pero si te has puesto rojo como un sapo venenoso.

_ Bah.

_ Je, je. Bueno ¿Qué mensaje me traes, Rinran-chan?

_ Aquí lo tienes – y la rana le pasa el rollo que llevaba a sus espaldas, el cual media dos metros de largo y tenía su buen peso.

_ Esto se pone cada vez más interesante ¿no lo crees, Don? – le pregunta Rafa a su atónito hermano.
El ninja cosplayer permaneció largo rato leyendo el pergamino.

_ Y ¿Qué dice, Ramen? ¿No ves que nos tienes al vilo?

_ ¿Al qué, Tekura?

_ ¡Ay! Trae eso para acá – y la kunoichi le arrebata el rollo. Su rostro se ensombreció al leer el contenido. Con aires de preocupación, dijo: _ Raruchimaru ha capturado a su hermano, amigos.
Kashi frunció el ceño al oír las palabras de la joven ninja.

_ Esto es grave, compañeros.

_ ¿Tú lo dices, Tekura?

_ Eso creo, sensei.

_ ¿En serio?
Ramen no comprendía la escueta charla entre su maestro y su amor no correspondido. Mirándoles con cara de no poder creer, les interrumpe intempestivamente.

_ ¡¿Eh?! ¿De qué hablan? ¡Si Raruchimaru fue asesinado por Sake!

_ ¡Oh! Es cierto – exclama la kunoichi – Mi querido, adorado, deseado, iconizado y amado Sake lo ha eliminado.

_ Se, se… ese tal, sí.

_ Je, je. Entonces ¿por qué diría eso el mensaje, Terkura?
Pero la señorita había caído en una retrospectiva saskeriana, soñando despierta.

_ Vaya. Ahí va otra vez. En fin, pásame ese pergamino, Ramen.
El jouning permaneció leyendo el rollo un largo rato. Dándose una palmada en la frente, cayó en la cuenta de que este estaba imbuido en un arte ninja.

_ Ya veo. Esto es obra de un poderoso genjutsu.

_ ¡¿Ah?! ¿Un qué?

_ Una ilusión, Rafa –le aclara Splinter.

_ Oh. Ya “veo”. Bueno, en realidad no “veo”, pero supongo que por eso debe ser… eso creo.

_ ¡Ja, ja, ja, ja! A lo que Kashi se refiere es a un arte ninja que nubla los sentidos engañado al cerebro sensorialmente.

_ Eh… ya.

_ Lo que acaba de decir Donatello es que, gracias al empleo de técnicas ilusorias, el objetivo pierde la conciencia de la realidad.

_ ¿En serio? Bueno, puede que tenga razón, maestro Splinter. Cuando Miguel se ponía a ver anime, parecía como estar hipnotizado.

_ O “idiotizado” – agrega Don.
El maestro de canes escucho atentamente todo lo que habían platicado los visitantes. No obstante, para sorpresa de Donatello y Splinter, le dio una directiva a la joven que los dejo sin palabras.

_ Tekura ¿podrías pasarme una plancha para pasar la ropa?
Regresando de su estado saskeriano, la joven reacciona feministamente.

_ ¿Eh? Oiga, y no por querer perderle el respeto ¿solo por ser mujer cree que llevo eso en mi bolso? ¡Que machista!

_ Ah… ¿Quién dijo que eras mujer?
La kunoichi quedo blanca del asombro al oír la respuesta de su maestro.

_ Oye, oye. Me refiero a que no he dicho nada acerca de eso. Solamente te pedía una plancha, nada más ¿o no tendrás una tú por casualidad, Ramen?

_ ¿Yo? No lo creo, sensei ¿No ve que mis ropas están un “poco” arrugadas?

_ Vaya. Y yo creía que tu vestimenta era así por el diseño.
_ Oh, me alaga Kashi-sensei.
Las tortugas seguían sin entender tal verborrea que se estaba llevando a cabo. Al poco rato, la chica se desenfada y, tímidamente, le pasa una plancha para el cabello a su capitán.

_ Este… aquí tiene, sensei. No es para la ropa, pero funciona de manera similar.

_ ¡Pero que brillante, Tekura! Es por eso que me gustas tanto – le dice Ramen, que recibe como respuesta un simpático puñetazo en la cara.

_ Oh. Es cierto que ustedes emplean eso también.

_ ¿Cómo?

_ Lo… lo siento, Tekura. No soy muy bueno con las mujeres.

_ ¡Ya lo creo, sensei!

_ Eh… bueno. Mejor prosigo con el rollo.
Invocando el poder del rayo con un sello manual, dice: “girodori”, a lo cual toma un pequeño generador a manivela. Con la plancha para el cabello conectada al gadjet ninjutsu, lo pasa con cuidado por el rollo en una sección en particular.

_ ¿Eso es un anti-genjutsu, Maestro Splinter?

_ Este… eso parece, Rafael.
Donatello se reía entre dientes al entender el porqué de todo lo que sucedía.

_ Oye ¿por qué te ríes tanto, Dona?

_ Je, je, je. Nada, nada. Ahora empiezo a comprender un poco que es lo que está pasando.

_ ¿En serio? ¡Pues dímelo, so´ jocoso!

_ Bueno, bueno. Que no refería a lo que él está haciendo. En fin: Kashi emplea la plancha para el cabello sobre la hoja de papel para develar un mensaje oculto escrito nada menos que con ácido cítrico, el cual reacciona con el calor.

_ ¡Oh! Ya veo, Don.

_ Así es– replica Tehatake – El emisor del mensaje ha querido ocultar la información con dicho sistema.

_ ¡Bien hecho, Kashi-sensei! ¿Y qué dice? –pregunta Ramen efusivamente.

_ Es un secreto…

_ ¡¿Eh?! ¡Sensei!

_ Es información ultra secreta ¿no es así?

_ ¿Ah? ¡Rayos! Y yo que quería saber que decía.

_ ¡Ramen! No podemos develar así sin más tal mensaje clasificado.

_ Qué pena, Tekura.
Cerrando su único ojo a la vista, el capitán dejo escapar un largo suspiro.

_Muchachos, que no me han dejado terminar la frase. El secreto es que por Raruchimaru se refiere en realidad a Escorbuto.

_ ¡Oh! ¿oh? ¡Oh, ya entiendo! Este, no. No entiendo, sensei.

_ El emisor, sabiendo su debilidad, ha ocultado el mensaje con este seguro sello.

_ Bueno. Ahora sí que no entiendo nada.

_ ¡Si serás, Ramen! Escorbuto odia los limones y todo lo que sea ácido. No puede ni tocarlos.
Donatello reía sin parar al escucharles hablar.

_ A ver, Don ¿y ahora por qué te ríes?

_ Por el nombre de ese tal Escorbuto.

_ Bueno, suena algo extraño pero no para tanto ¿no lo crees?

_ Es que Escorbuto es el nombre de una enfermedad causada por la deficiencia de vitamina C.

_ Aja… ¿y?

_ Que si te lo explico ya no tendría gracia, Rafa.

_ Bah. Estos sabiondos se las dan de graciosos con sus conocimientos superiores.
Luego de que Kashi terminara de leer todo el mensaje, se lo informo al grupo.

_ ¡Diantres! En pocas palabras, quiere decir que ese tal Escorbuto tiene capturado a nuestro hermano en una cueva secreta, donde pretende practicárle toda clase de experimentos.

_ Así es, Leonardo. Lamentablemente, nuestra guerra ninja esta es su cenit ahora mismo.
La cuarta gran guerra ninja de la que hablaba Kashi estaba centrada en defender a los bichoos restantes que no habían sido capturados por sus más encarnizados enemigos: los Acatsuki.

_ ¡Oigan! ¿No era ese nombre que Miguel aclamaba todo el tiempo esta semana?

_ ¿En serio, Rafa? Nunca le oí decirlo.

_ ¿Estás seguro, Don?

_ Seguro.

_ ¿Y tú, Leo?

_ ¿Era eso? Creí que se trataba de una nueva expresión de Miguel.

_ Vaya... – replica desanimado. Dirigió su mirada a la última persona con la esperanza de obtener una respuesta positiva – ¿Maestro?

_ Lo siento, Rafael. A veces se me olvida que dejo en el olvido lo que vuestro hermano dice sin sentido.

_ Rayos. Parece que nadie lo recuerda.
Intempestivo, Casey Jones se le acerca.

_ ¿Es que yo soy nadie? – le retruca acongojado.

_ Eh... oh, je, je.

_ Claro, claro – vuelve a decir malhumorado.
Rascándose la nuca, Rafael trata de sonreírle amigablemente.

_ Entonces ¿tú sí recuerdas que Miguel haya pronunciado ese nombre?
Tragándose el enojo, Casey cambia drásticamente su semblante para contestarle.

_ Este... no.

_ ¡¿Y entonces?! – le responde enojado.

_ Es que me sentí excluido, Rafa.
El rostro de cachorrito arrepentido exaspero aún más a la rebelde tortuga.

_ ¡Oh diablos! No me vengas con eso ahora – le dice molesto, mientras Jones remedaba el llanto de un perrito lastimero. Leonardo por poco y no logra detener a su encolerizado hermano.
Con sabias palabras, Splinter baja los humos del exasperado ninja.

_ Ahora, Rafael ¿por qué querías tanto saber si le habíamos oído decir ese nombre?

_ Pues – dijo confundido – no tengo ni la más remota idea, je, je.
El sensei lo miro con sus apacibles ojos y le pregunto:

_ Te has dejado llevar por el momento ¿no es así?

_ Ah... creo que sí. Aunque sigo intrigado.

_ Ahora entiendo.

_ ¿Qué es lo que entiendes, Leo?

_ Lo que tú no comprendes.

_ ¿Y qué es lo que no comprendo? – pregunta molesto.

_ Lo que has estado haciendo...

_ ¡¿Y qué es lo que he estado haciendo?!

_ Inquiriendo.
La expresión de Rafael iba entre la ira y la confusión. Splinter volvió a interceder para aplacar a la inestable tortuga.
Serenado, toma asiento sobre una de las rocas en el campamento y vuelve a entablar conversación.

_ ¡Bah! Siempre que hablas me confundes con tus pocas palabras, Leo.

_ Supongo que he sido poco comprensivo contigo. No obstante tus intenciones han sido mal interpretadas.

_ Ya, Leo. Ve al grano que así tampoco te entiendo.

_ Je, je. Lo que digo es que has querido saber por qué Miguel Ángel aparentemente sabía algo o qué sentido tenía ese nombre para él.

_ Eso... eso ¡Sí, sí! Eso es – afirma Rafael muy animado.



El trio de ninjas locales había escuchado con atención toda la confusa charla. El clonador de cosplayers se rascaba profusamente la cabeza, casi tanto como para que su par femenina desconfiara de que tuviera piojos.

_ Oye, Ramen ¿hace cuánto que no te bañas?
Recuperándose de su estado, el mareado shinobi le contesta.

_ ¿Eh? Oh, Tekura ¿qué ha pasado?

_ ¿Ah? Que te he preguntado desde hace cuánto que no te bañas.

_ Pues... desde que comenzó la guerra...

_ ¡¿Hace dos semanas que no te aseas?! – increpa la señorita toda asqueada.

_ No, no. Que no me has dejado terminar de hablar. Creo que fue luego de concluir con mi entrenamiento en la cascada Espejo de la isla tortuga. Lo normal, a pesar de la guerra: cada domingo sin falta.

_ Ah... ya veo – le responde con asco – ¿no será que te has pescado piojos allí con tanto animal suelto?

_ Eh, no ¿por qué me preguntas eso?

_ ¡Porque te estabas rascando la cabeza a dos manos, mugroso zopenco!

_ Ah, ''eso''. Es que no entendía demasiado que estaban haciendo los sapos con esteroides.

_ Oh, ya veo.

_ ¿En serio, Tekura? ¡¿También piensas que se trataba de un genjutsu?!

_ ¿Cómo?

_ Es que cada vez que me han atrapado con un genjutsu me he sentido así. Pero gracias a tu dulce voz me he librado de él… como siempre lo haces – le contesta el emotivo ninja, tratando de aprovechar la ocasión para darle un beso. Lamentablemente su intento lo deja tieso.



Luego de que acabara toda la enrevesada charla, la intrigada tortuga prosiguió con su plan de investigación.

_ Entonces ¿quiénes son dichos Acatsuki? – le pregunta al maestro de canes.

_ Ellos, mi verde amigo, son una organización que pretende...

_ Dominar el mundo. Ya, ya. Disculpe haberle incomodado con la pregunta.
El maestro de canes quedó mirándole confundido, haciendo que la tortuga se sonrojara.

_ ¿Dominar el mundo? Bueno, no lo habíamos pensado de esa manera.

_ ¿Cómo? Entonces ¿por qué han desatado la guerra mundial?

_ Mundial, mundial… lo que se dice “mundial” me parece un poco excesivo.

_ ¿No nos había dicho que involucraba a todo el mundo ninja?

_ Es que no todos los de este planeta son ninjas.

_ ¡¿Ah?!
Al oír la conversación, el clonador vuelve a caer en estado de confusión.

_ Ja, ja, ja. Lo siento, me he dejado llevar. Solo quería ver la reacción de Ramen. En fin: los Acatsuki, que ahora solamente quedan tres o alguno más perdido, tienen la intención de crear una técnica de proporciones mundiales. Un genjutsu perfecto.

_ ¿Quiere decir que pretenden hipnotizar a todos? Entonces ¿Qué lugar ocupan los bichoos en todo esto? Y a decir verdad ¿Qué son los bichoos?

_ Él es uno de los dos que quedan – le dice Kashi señalando a Miso Ramen.
La mirada de incredulidad que dirigió Rafael hacía el joven clonador hizo reír a todos.

_ Y claro que es de risa esto ¿él es un insecto humanoide?
La declaración de la tortuga no le cayó muy en gracia a Ramen, que le respondió al instante.

_ ¡¿Yo un insecto?! Y me lo dice un sapo anabólico.

_ ¡Que soy una tortuga!
Splinter y Kashi comprendieron como acabaría todo esto, por lo que intervinieron sobre sus pupilos. Más sosegados, retoman la conversación.

_ Bueno, bueno. Ya estoy más calmado, sensei.

_ Eso está mejor. Por favor, prosiga con su explicación Kashi-dono.

_ Gracias. Los bichoos, como lo es Ramen, son personas especiales.

_ ¿Él tiene problemas mentales?

_ ¡¿Cómo has dicho?!

_ Tranquilo Miso. A lo que me refiero es que él pertenece a una casta única entre los nuestros.

_ ¿Es un semental?

_ ¡¿Qué me has…?! Este ¿eso que es, Tekura?

_ ¡Ni pienses que te lo diré! – replica la molesta joven dándole un empujón al pobre Ramen.

_ Ya deja que termine de hablar, Rafa. Sé que estas muy impaciente por rescatar a Miguel, pero deberías controlarte.

_ Bueno, está bien Leo. Me quedaré callado hasta que termine con su explicación.

_ Bien.
Esperando que se calmara el ambiente, el impasible Kashi prosiguió con su ahora posible monólogo.

_ “Bichoos” es un término que se ha creado para designar a…

_ ¿Los bichos raros del pueblo?

_ ¡Rafael!

_ Je, je. Lo siento, Leo. Es que tenía que decirlo.
Leonardo se toma la cara avergonzado. Pero lo que escucho a continuación lo dejo helado.

_ Pues no te has equivocado, mi verde amigo – le dice el maestro de canes.

_ ¡Ven, ven! ¿Qué me dicen de esto, ahora?

_ Que se pone cada vez más previsible la trama, Rafa – le responde Donatello.

_ ¿Cómo?

_ Nada, nada Rafa. Deja que el jouning prosiga de una vez por todas.

_ ¿Eh? Ya, ya. Está bien.
El medio enmascarado tocio para aclararse la garganta. Tomo un vaso de agua a espaldas y no respondió por las preguntas de cómo se veía sin la máscara.

_ Como has dicho, Ramen es el “bicho raro” del pueblo. Aunque en un sentido muy particular: él posee un tipo de sangré única.

_ ¡Oh! Eso es muy interesante – exclama Donatello.

_ Así es. Esa sangre no se puede duplicar por métodos naturales ya que solo permanece intacta dentro de un cuerpo humano o en un recipiente biológico especial. Muy pocos son los portadores que sobreviven al ser inyectados con ella desde una transfusión.

_ ¡Diantres! Nunca escuche nada igual. No obstante ¿Cuál es la virtud de esa sangre?

_ Su color.

_ ¿Su color?

_ Así es. Su color no es carmesí: hay nueve variantes en total.

_ ¡¿Cómo?! ¿Pero lo son en su tonalidad? – preguntó Donatello incrédulo.

_ No.

_ ¿No?

_ No.

_ Oh.

_ Vaya. Y luego que me amonestaban por interrumpir con mis comentarios tontos – se lamenta Rafael – al final esto terminó siendo más extraño todavía ¿una guerra por sangre de colores? ¿Es que los Acatsuki son artistas o qué?

_ Tú lo has dicho, mi verde amigo.

_ Y voy y le acierto de nuevo. No solo en nuestro mundo se pelean por tonterías.

_ ¡¿Tonterías?! ¡¡Si capturan a Ramen y al otro bichoo acabaremos siendo esclavos!! – exclama enfadada la joven kunoichi.

_ Ya ¿y cómo se supone que le harán para dominar el mundo con colores?

_ No lo sabemos. Son artistas y se puede esperar cualquier cosa de ellos. En el arte de las técnicas ninja han demostrado ser apabullantemente poderosos.

_ Ufh. Ya me imagino “las” técnicas que utilizarán – replica Rafael en tono despectivo.

_ ¡¿Te estas burlando de nuestras habilidades otra ves?!

_ Tranquilo, “sopa”. Que aunque me burle, la verdad que no la hemos tenido fácil contra ustedes ayer por la noche. Pero bueno ¿y qué color tiene tu sangre? Debe ser naranja fluorescente como tus vestiduras.

_ ¿Cómo? ¿Y porque no me muestras la tuya? Ha de ser verde como tu fea cara.

_ ¡Qué! ¡¿Qué?!

_ Tranquilos muchachos.

_ ¡El empezó primero!

_ Es cierto, Ramen. Aunque también ha vuelto a acertar.

_ ¿En serio? ¿Es naranja?

_ Así es.

_ No me lo creo.

_ Pues créelo, claro que sí.
La declaración de Miso hubiera sido suficiente, pero la molesta ninja tomo su kunai y le hizo un corte en la palma izquierda al sorprendido clonador.

_ ¡Auch! ¡¿Tekura?!

_ ¡No chilles, debilucho! Ya sabes que te puedo curar en un santiamén.

_ ¡Pero…!

_ ¡Shito! A ver, muéstrale tu sangre.
Desde la palma del desdichado shinobi brotaba no solamente un extraño plasma naranja, sino que también esta brillaba con una luz fluorescente como había dicho burlonamente Rafael.

_ ¡Ahora sí que estoy sorprendido! – replica la tortuga con los ojos abiertos a más no poder.
El grupo apenas podía salir del asombro por tal despliegue; mientras tanto Donatello meditaba profundamente ante una cuestión que no se le había debelado sobre el plan de conquista. No obstante, el líder de los shinobis locales les apremio para que se alistaran, ya que la guerra no podía esperarles más.

_ Debemos salir en ayuda de nuestros compañeros que mantienen ocupado al enemigo. Gracias a la insensatez de Ramen y el otro bichoo, “Killer Ear”, por escapar de la segura isla tortuga, ahora debemos reforzar todo lo posible nuestras fuerzas.

_ ¡Cómo voy a permanecer con los brazos cruzados, Kashi!

_ ¡Silencio! – le avispa la kunoichi – Ahora te me quedaras de brazo vendado.

_ ¿Eh? ¿Por qué, Tekura?

_ Es que sin querer se me ha pasado la mano con el corte y ahora te estas desangrando, je, je.


Después de una rápida preparación, el mixto grupo de ninjas se dispone a salir dividiéndose en tres equipos. El primero constaba de Kashi, Ramen y Donatello, que iría hacia el frente de batalla. El segundo de Leonardo, Rafael y Tekura en procura de Miguel. Y el último permanecería en una caverna a media distancia entre los dos anteriores para trabajar como respaldo y/o grupo de comunicación.

_ ¿Quiénes conformarían ese último equipo, Leo?
Rafael se toma la cara al oír la pregunta del despistado enmascarado.

_ En serio ¿Quiénes serían?

_ ¿En serio, Casey?

_ ¡En serio! Quiero saber dónde iré yo.

_ A ver, a ver ¿Cuántos restan de los que no han sido nombrados?

_ Pues… si no me equivoco: O´Neil, el maestro Splinter y… jum ¿la rana Rinran-chan?

_ ¿Cuál rana?

_ ¡Oye! Es verdad ¿dónde se ha metido?

_ Era un mensajero, Casey. Ya se ha ido – dice Donatello.

_ Oh, qué pena. Me gustaba como daba sus saltitos.
Rafael oprime sus sais enojado, pero se contiene y da media vuelta para unirse a su grupo. Se saludan y salen raudos por sus caminos. Con una mirada de desdichada, Jones los observa hasta que se pierden de su vista.

_ Pero bueno. Al final Leo no me dijo donde iría yo.
Splinter suspira levemente mientras se encamina hacia la cueva que sería su puesto de guardia, siguiéndolo de cerca April que llevaba a rastras al confundido Casey.


En una mazmorra perdida quien sabe dónde, se oía un incesante chirrido estremecedor. Bajo la tenue luz de un par de candelas, un pergamino de considerable tamaño iba perdiendo poco a poco su cuerpo, absorbido por una extraña máquina desde donde provenían los extraños ruidos.
Al otro lado de esta, un personaje que vestía a la usanza de los monjes medievales, analizaba el papel continuo que surgía de allí. Emitía erráticamente sonidos de aprobación, desconcierto y locura. Este último en mayor medida.
La habitación presentaba toda clase de aparatos, envases y goteras, pues estaba construido con cuatro paredes de ladrillo teniendo como techo el de la caverna. El piso de adoquinados se encontraba impecable, a pesar la innumerable cantidad de líquidos que corrían por allí en los tubos de ensayo, probetas, vasos y botellas, además de la veintena de baldes para las goteras.
Retirando su mirada del pergamino impreso, la lúgubre figura se acercó a un cilindro de cristal lleno de quien sabe qué. En su interior, perfectamente iluminado por luces fluorescente en su base, estaba el aterrorizado Miguel Angel, que respiraba gracias a ese misterioso líquido.

_ Mi querida criatura. Mi criatura. Mi.

_ ¡Sácame de aquí, monje desquiciado! No sé qué le has puesto a esta agua que no me deja moverme. Pero mi lengua sí que puede ¡Y veras que poder tiene si no me liberas!

_ ¡Jo, jo, jo, jo, jo! Veo que la babolina de anguila no afecta tu habla. Minucias. Pronto serás parte de nuestra gran obra de arte ¡y el mundo al fin apreciará nuestro movimiento artístico!

_ ¿Cómo? ¿Eres un artista? Ahora entiendo porque vistes con una túnica tan extraña.

_ ¡¿Extraña?! ¡Miserable ciego que no ves el esplendor de nuestra corriente!

_ Claro: un montón de huellas de gato en color fucsia sobre un piloto amarillo patito. Hermoso.

_ ¡Ciego!

_ Mira que si lo sigo viendo puede que lo quede.

_ ¡Silencio! – y haciendo una seña de manos, toma un pincel con una mano y un bisturí con la otra. Antes de que pudiera hacer algo más, Miguel ya se había desvanecido al ver la herramienta médica.
_ ¡Jo, jo, jo, jo, jo! – ríe burlonamente el confiado secuestrador.


De camino al frente de batalla, Donatello comenzó a recabar información sobre los posibles enemigos a los que se enfrentarían. Al oír la descripción que le dio el amo de los canes, la tortuga iba poniéndose cada vez más nerviosa, ya sea por los extraños enemigos o por la histeria del ataque de risa que le producía la comicidad de estos.

_ ¿Te ríes de ellos? No sabes lo que te espera, “sapo”.

_ Je, je, je… ¡Ufh! Lo… lo siento, Ramen. Es que todo es tan imprevisible que mi mente lógica ha decantado en la más pura cacofonía disiociativa.

_ Eh… “claro”, “claro”.
Kashi rió divertido al ver la expresión del clonador.

_ Es cierto que nuestros adversarios son algo extravagantes, no lo niego. No obstante, han logrado lo imposible siendo tan solo tres miembros.

_ ¿Solo tres? Entonces ¿Cómo han podido presentar tal poder de resistencia contra la alianza ninja suprema?

_ Fanáticos.

_ ¿Fanáticos?

_ Así es. Gracias a la fama de los Acatsuki, un número enorme de seguidores se han unido a su par, y con las habilidades de su líder, estos han ganado capacidades de batalla. Su ejército supera los diez mil fans.

_ ¡¿Diez mil?! Espera, espera ¿y cuántos soldados constituyen la alianza ninja suprema?

_ Unos cien principales más dos mil extras, si no me equivoco.

_ ¡Diantres! ¿Qué tan buenos son esos cien?

_ Somos unos noventa y dos como yo, cinco jefes de aldea y dos bichoos.

_ ¿Y el restante que falta?

_ ¡Ah, se me olvidaba! Es un anticuado general armado con una katana, un par de granadas y una ametralladora Saw. Y un ejército de cien soldados con katanas y uzis.

_ ¡Oh! Me imagino que la balanza estará bastante equilibrada ¿no?

_ ¡Ja! Con Killer Ear y yo esta guerra es una sopa chupada.

_ Ramen.

_ Lo sé, lo sé Kashi. Esta guerra es para protegernos. Hay que confiar en los demás.

_ Así se habla.

_ ¡Pero no dejaré que Eskiba y su chihuahua me protejan!


Mientras tanto, el equipo de rescate se estaba acercando a la caverna dónde, según la información recabada por los espías de la aldea con los rostros tallados en la roca, estaba escondido Escorbuto. Luego de inspeccionar los alrededores, se animan a entrar.

_ Tengan mucho cuidado, tortugas.

_ No te preocupes, señorita. Estamos entrenados para detectar las trampas ninjas.

_ Pues no me refería a eso, Rafael.

_ ¿Y a que te referías entonces?

_ A la docena de serpientes fluorescentes que se nos vienen ahí encima – señala la kunoichi.

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